¿Por dónde empezar?

« Primero tienes que ser consciente de tu poder, después tener el coraje de atreverte y finalmente la fe para actuar »

Si es importante tener unos objetivos claros y pensar en ellos frecuentemente, lo es más aún el actuar hacia su consecución. Podemos tener una estupenda meta pero si no hacemos nada para obtenerla, no pasará nada.

La importancia, el tamaño o la dificultad de dicho objetivo puede llegar a abrumarnos de manera que nos paralizamos ante la pregunta: “¿Por dónde empezar?”

Aunque no sepamos la respuesta, a veces basta con hacer algo, cualquier cosa por pequeña que parezca, ya que es el primer paso el que cuenta. Consigue energía moviéndote, crea un impulso que empiece a hacer girar la rueda. Una simple llamada telefónica, una conversación con un compañero de trabajo o un e-mail pueden generar la suficiente energía para empezar a mover positivamente nuestro proyecto. Es increíble ver cómo empezamos a obtener resultados desde el momento en que implicamos nuestros esfuerzos en nuestro objetivo o proyecto, incluso aunque pensemos que lo que estamos haciendo es insignificante o inútil.

Obtenemos aquello sobre lo que nos concentramos. Nos concentramos reflexionando sobre nuestros objetivos. Actuando, incluso con una acción mínima, nos concentramos todavía más sobre nuestro objetivo. Si no actuamos, estamos dejando que nos llenemos de todo aquello que podría impedir conseguir nuestros resultados deseados.

Por lo que en cuanto se te ocurra una acción, llénala de energía, ponla en práctica y deja que tus metas vengan a ti. La mayoría de las veces cualquier paso es un buen primer paso ante la alternativa de no hacer nada y seguir como estamos (o empeorando).

Piensa esta semana en uno de tus objetivos a medio plazo en alguna de las áreas de tu vida. ¿Qué acción podrías hacer esta semana que te encaminase hacia dicho objetivo?

¿Y hoy mismo? ¿Y ahora mismo? Sí, ahora, en cuanto termines de escuchar esta motivación. ¿Qué pequeña acción podrías realizar?