18 de febrero de 2009

EL INOCENTE

Dice una antigua leyenda que en la Edad Media un buen hombre fue acusado sin motivo de haber asesinado a una mujer convecina suya. Lo cierto era que el verdadero autor de tal crimen era un rico e influyente del lugar. Para salvarse del castigo, este rico acusó a nuestro buen hombre, que fue llevado a juicio sabiendo que tendría escasas o nulas posibilidades de escapar a una sentencia de muerte. El Tribunal, que sabía de la trama y estaba compinchado con el rico, quiso guardar las formas y dijo al acusado: "Sabemos de tu condición de hombre justo vamos a dejar en manos de la justicia universal tu destino. Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente", Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino." Por supuesto ambos papeles llevaban escrito la palabra "CULPABLE" y el buen hombre sabía de su destino fatal escogiera el que escogiera. Un Juez instó al buen hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente: "¿Pero que haces? ¿Y ahora cómo vamos a saber la verdad?" "Es muy sencillo, respondió el hombre, es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que decía el que me tragué". Ni que decir tiene que nuestro buen y hábil hombre se libró de la muerte gracias a su capacidad de resolver con su mente este dilema. Cuando se nos acaba la razón, es la imaginación el arma más poderosa que tenemos. (R. Sotillo)

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