29 de marzo de 2009

El 80/20 en la vida diaria

Jorge E. Pereira

El conocido principio 80/20 es un verdadero misterio que no resiste explicación alguna. Al igual que muchas otras realidades matemáticas, es algo que puede ayudar en la vida cotidiana a toda persona y cualquier forma de sociedad. Usado inteligentemente este principio puede ayudar a conseguir más con un menor esfuerzo. Algo que se debe tener en cuenta, especialmente en épocas difíciles, como las que estamos comenzando a vivir.

 

¿Cómo le afecta a usted el 80/20?

El Principio 80/20 afirma que la minoría de los acontecimientos, hechos, o esfuerzos es la causa de la mayoría de las consecuencias o recompensas. Literalmente, esto significa, por ejemplo, que el 80 por ciento de lo que usted consigue en su trabajo es gracias al 20 por ciento del tiempo utilizado. Esto para fines prácticos, cuatro partes de su esfuerzo - la mayor parte - es totalmente irrelevante. Esto es contrario a lo que normalmente usted espera.

 

El Principio 80/20 establece que existe un desbalance entre causas y efectos. En los negocios este principio ha sido validado. 20 por ciento de los productos generan el 80 por ciento de las ventas; al igual que el 20% de los clientes. El 20% de productos y clientes generan el 80% de las utilidades.

 

En la sociedad, 20% de los criminales cometen el 80% de todos los crímenes. 20% de los automovilistas causan en 80% de los accidentes. Un 20% de los que contraen matrimonio generan el 80% de los divorcios. En las casas 20% de las alfombras parece que toman el 80% de la suciedad.

 

Pareto y el desbalance

 

Fue el economista italiano Vilfredo Pareto (1848-1923), que en 1897, noto que la mayor parte de los ngresos y riqueza se concentraba en una minoría. Lo interesante del descubrimiento de Pareto fue que existía una consistencia matemática en su aseveración. Esto es que se daba en un 80 y 20%. Lo que Pareto encontró interesante es que desbalance era predecible y se daba siempre. Esto sin importar si era en el pasado o en diferentes lugares, el patrón era consistente, con una precisión matemática.

El principio que Pareto lanzara a la circulación, estuvo dormido por mucho tiempo.

 

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