24 de febrero de 2010
¡MIRAR AL CIELO!
Un muchacho buscaba a un anciano sabio por todas partes y finalmente lo descubrió cerca del río. Este estaba tumbado y como en éxtasis mirando al cielo.
- "¿Qué haces?" - le preguntó preocupado el muchacho.
- "Observo la naturaleza" - repicó el anciano. "Siento el sol, escucho el agua y veo las nubes".
- "¿Y por qué haces esto?" - quiso saber el muchacho.
- "Porque es la mejor manera de eliminar el polvo interior" - fue la respuesta.
- "Me temo que no lo entiendo" - dijo el muchacho.
El anciano se levantó, respiró profundamente y declaró:
- "Cada ser humano lleva dentro de sí una gran sabiduría, pero nadie encuentra este viejo tesoro ya que está cubierto por montañas de sufrimiento. Pero cuando uno aprende a eliminar los escombros de la aflicción y del dolor, las nieblas se levantan y se puede ver cómo brilla el tesoro de la luz del sol eterno. Las heladas lágrimas de la vida desaparecen y la sabiduría y la bienaventuranza despertarán".
Después de callar por unos instantes instó al muchacho:
- "¡Mira al cielo! ¿Puedes ver el sol?"
- "No," - repuso el muchacho - "no veo más que nubes".
- "¿Y dónde está el sol?" - insistió el viejo.
- "Está detrás de las nubes" - fue la respuesta.
Entonces el viejo le explicó:
- "Incluso cuando las nubes ocultan el sol, no son capaces de retener su luz y calor. Considera ahora a las nubes como los escombros y al sol como la sabiduría".
No dejes que los escombros tapen la luz interior de tu ser.
Chao-Hsui-Chen en: "El maestro"
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