3 de abril de 2010

Para los hijos


Quise darle a mis hijos lo que yo nunca tuve. Entonces comencé a trabajar catorce horas diarias. No había para mí sábados ni domingo; consideraba que tomar vacaciones era locura o sacrilegio. Trabajaba día y noche. Mi único fin era el dinero, y no me paraba en nada para conseguirlo.

Quería darle a mis hijos lo que yo nunca tuve.

Lo interrumpió alguien:

- ¿ Y lograste lo que te propusiste?

- Claro que sí- Contestó el hombre.

Yo nunca tuve un padre agobiado, hosco, siempre de mal humor, preocupado, lleno de angustias y ansiedades, sin tiempo para jugar conmigo y entenderme. Ese es el padre que yo les dí a mis hijos. Ahora ellos tienen lo que yo nunca tuve.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario