Cuentan que un día estaba un viejo parado en la esquina de la calle “matando el tiempo” y riendo como un loco.
- ¿De qué te ríes? Le preguntó un transeúnte.
- ¿Ves esa piedra que hay en medio de la calle? Desde que llegué aquí esta mañana, diez personas han tropezado en ella y han maldecido, pero ninguna de ellas se ha tomado la molestia de retirarla para que no tropezaran otros.
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