“Los he reunido aquí porque quiero con todas las fuerzas matar al amor”. Y trataron de matarlo el mal carácter, la ambición, los celos, la frialdad, el egoísmo, la indiferencia, la enfermedad. Ninguno logró el propósito.
Pero alguien dijo: “Yo mataré el amor”. Y lo logró: fue la rutina.
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