No debiéramos quejarnos tanto de la falta de tiempo. Es muy común dejarnos llevar por hábitos que lo desperdician. Muchos de estos hábitos no sólo derrochan tiempo sino que construyen y hasta constituyen nuestra falta de atención.
No es tan difícil tomar el control de la situación, por suerte hay pequeñas grandes cosas que podemos hacer y así recuperar gradualmente nuestra capacidad de gestionar eficazmente al tiempo disponible.
Aplícate dos semanas, día a día, a cumplir estas consignas:
Abstente: Antes de empezar otra tarea, termina la que estás realizando. Cada vez que dejas algo a medias para tomar otra tarea tienes que invertir energía nerviosa y mental para recuperar los datos de la tarea que habías dejado pendiente. Deberás abstenerte e ignorar las tentaciones de hacer otra cosa. Ayúdate solicitando a tus allegados que no te interrumpan con otras actividades hasta que hayas terminado.
Deriva: Deriva a otros la mayor cantidad de tareas que puedas y corresponda. Habitualmente nos hacemos cargo de tareas sin importancia que otros podrían o deberían hacer. Haz una lista de todas esas cosas que haces para otros y que, pensándolo bien, deberían hacer ellos mismos. Estudia estas listas y comienza a deshacerte de lo que no te corresponde y de lo que podrías derivarle a otros.
Agrupa: Cuando no puedas derivar a las pequeñas tareas que se acumulan, agrúpalas y realízalas de una sola vez, sin pausas entre ellas. Confecciona una lista de estas cosas, a cada docena o decena de ellas agrúpalas y considera a cada grupo como si fuera una tarea más importante. Toma cada grupo y acábalo de una sola vez. Puedes hacer esto intercalándolos entre las tareas más importantes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario