La comunicación clara y expresiva

Consideramos que para comunicarse de manera clara - y también rica en expresividad - hay que:

 

1. Tener en claro cuál es el verdadero mensaje. Es posible que uno se halle intentando comunicar cosas que realmente no tiene muy en claro, y es posible que se vayan aclarando las ideas mientras se las comunica. Pero previamente uno debe comprender el propio mensaje si quiere ser claro y expresivo en el momento oportuno.

2. Tener los medios para comunicarlo. Los medios principales son la propia habilidad y los propios conocimientos. La habilidad es una destreza que se desarrolla y perfecciona con el uso y la práctica. Los conocimientos requieren destreza para obtenerlos, para procesarlos y para expresarlos en actos y comunicaciones.

3. Decidir comunicarlo. Comunicar sin estar decididos es comunicar sin convicción. La intención clara es indispensable para ser, precisamente, convincentes. La actitud se refleja en el contenido lingüístico, en nuestro cuerpo y en nuestro comportamiento.

4. Incorporar a la comunicación sólo lo que consista en un aporte genuino al mensaje. La fuerza de un mensaje se incrementa con la precisión además de la reiteración.

5. Descartar sólo lo que no contribuya al mensaje. No debe haber confusión acerca de qué se puede descartar y qué no se puede descartar. La síntesis que pudiéramos hacer debe respetar esta consigna.

Esta es la estrategia de integración aplicada en toda comunicación efectiva, clara y expresiva. La integración consiste en unir por lo similar. Y es lógico: el aprendizaje funciona así, apelando a lo conocido para integrar lo nuevo.

Si tratamos de unir cosas totalmente distintas, sin relaciones, y lo hacemos sin una estrategia de integración conscientemente operando, no obtenemos una comunicación real. Sólo obtenemos caos.

El principio de integración se aplica en todos los campos de actividad humana.

Los puntos 1, 2, 3, 4 y 5 conforman la fórmula que subyace a toda comunicación clara y rica en expresividad.