Un antiguo cuento nos narra como los juguetes platican entre ellos mientras sus amos duermen, en forma similar a la película Toy´s Story, los soldaditos de plomo, el oso de peluche, la ranita de plástico, la muñeca musical, el bebé de hule, las canicas de mil colores, todos en esta fantasía infantil cobran vida y entre ellos empieza la diversión.
Casi ya por amanecer cuando los juguetes deben regresar a su lugar y quedarse muy quietos a la espera de sus amos, el osito de peluche les hacía a sus compañeritos una ultima reflexión:
"Cuando me trajeron de la tienda era yo un muñeco precioso, mi pequeño amo jugaba todo el día conmigo, hace tiempo uno de sus amiguitos me arrancó un brazo, con el tiempo se me desprendió un ojo, parte de mi peluche ha desaparecido y la verdad me siento sucio, yo me imaginaba que mi pequeño amo ya no me amaría, para mi sorpresa y a pesar de mi aspecto el me ama aún más que al principio, no puede salir de viaje si falto yo, en las noches tengo que estar junto a él para que pueda dormir, bueno les platico el berrinche que hizo porque le prohibieron que lo acompañara en su primer día de escuela. La verdad no sé cuál sea mi final pero les quiero confesar que aprendí lo que es el amor pues a pesar de mi aspecto soy amado, hoy puedo dormir en paz porque sé que me aman como soy".
El amor auténtico acepta al otro como es, es la marca del amor incondicional, es cuando el amor se convierte en una fortaleza con cimientos tan profundos que nada ni nadie puede derribarlo, así reflejamos la intensidad de nuestro amor a través de la aceptación.
Es la expresión sublime del amor es cuando la madre ama sin importar las limitaciones, defectos o acciones por muy aberrantes que sean, haya cometido su hijo.
Los Líderes de Excelencia están conscientes que el amor auténtico se basta a sí mismo, se han entregado sin condición alguna a luchar por su sueño, imaginemos por un momento lo absurdo que hubiera sido que Martin Luther King les impusiera condiciones a los negros, pues de lo contrario no estaría dispuesto a luchar por ellos, o a la madre Teresa de Calcuta que solamente aceptara a ciertos menesterosos y moribundos si fueran exclusivamente de su propia religión.
La profundidad de nuestro amor se mide en la misma proporción a nuestra aceptación, nos pasamos la vida poniendo condiciones para amar y como esto no es posible corremos el riesgo de pasar por la vida sin amor.
Nuestras propias limitaciones nos hacen estar alerta a las limitaciones de los demás, como un consuelo inconsciente de que existen seres peores que nosotros, lo cual nos amarga pues justificamos de alguna forma nuestra propia mediocridad.
Miguel Ángel Cornejo
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