25 de febrero de 2011

Hablando de anécdotas

Existe una anécdota que, sea verdad o leyenda, pinta muy bien a Thomas Alba Edison.

Cierta vez que el inventor estaba trabajando en el perfeccionamiento de su primera lámpara incandescente, le entregó una bombilla terminada a un joven ayudante, quien se puso muy nervioso y la llevo paso a paso escalera arriba, pero en el último peldaño la dejo caer. Todos los colaboradores de Edison tuvieron que trabajar otras 24 horas para hacer una nueva bombilla. Al cabo, el ilustre científico se la entregó al mismo muchacho.
Ese gesto probablemente cambió la vida del joven.

Edison sabía que estaba en juego algo más que el foco.

James Newton

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