29 de enero de 2009

EL PODER DE LAS FORMAS

Un joven que se quedó sin dinero durante su viaje de vacaciones, mandó un telegrama a su padre: ‘Papá, mándame más dinero’. Cuando el padre abrió el telegrama, se puso furioso. Llamó a su esposa y lo leyó en voz alta, en un tono cortante e imperativo: ‘¡Papá, mándame más dinero!’. Y protestó contra la insolencia de su hijo. La madre, que quería protegerlo, tomó el telegrama y dijo: -No lo dice así, querido. Escucha cómo suena. Y leyó la frase en un tono cariñoso, respetuoso y suplicante. -Ah, bueno...- respondió el marido-. Si me lo pide de esta manera, de acuerdo. Le mandaré el dinero.

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