22 de febrero de 2009

EL PODER DE LA OBSERVACION

Existen sobradas cosas que creemos entender o dar por inexistentes luego de observar durante un par de minutos. Pero si seguimos observándolas más tiempo, no tardarán en aparecer nuevas cosas, nuevas ideas y nuevas consecuencias, que estábamos lejos de sospechar. La costumbre de mirar a vuelo de pájaro nos priva de recursos de todo orden, que pudieran cambiar el derrotero de nuestras vidas. "No cabe suponer que extasiarnos contemplando indefinidamente un árbol, una pared, la cara de un hombre o el planteo de un problema pueda resultar una ocupación productiva. Pero en todo objeto observado existen más posibilidades que aquellas que saltan a la vista de inmediato. Es lógico, en consecuencia, que nos empeñemos en mirar más de cerca y, cuando estemos seguros de haberlo hecho, volver a mirar más de cerca. Antes de pasar a otra cosa, conviene aun mirar y mirar más de cerca lo anterior. Esta tarea no ha de realizarse de una manera estática, manteniéndonos en un punto de vista único, sino variando de continuo el ángulo de observación. Pida usted a veinte personas que le describan una escena a la que hayan asistido simultáneamente. Quedará admirado de la diversidad de ángulos de observación y de puntos de vista, y más admirado aún de que muchas cosas que usted no había visto hayan ocurrido y otros las vieron. También es posible que ninguno de los veinte haya observado algún detalle que a usted no le pasó inadvertido. ¿Qué conclusión le sugiere este hecho? Ciertamente, no podemos aceptar otra idea que ésta: la realidad varía para cada uno de acuerdo con sus posibilidades de atención y observación. Por eso se ha dicho que EL ARTE SUPERA A LA NATURALEZA. Descubre en ella cosas que están más allá de las apariencias y de lo evidente, y que sólo los espíritus de gran agudeza y sensibilidad logran descubrir. Estamos, además, en condiciones de recordar lo que conocemos realmente, y sólo la concentración - derivada de la observación atenta- puede suministrarnos un conocimiento real de las cosas. La permanencia en la mente de los datos bien observados nos permite disponer del tiempo necesario para investigarlos. Así puede afirmarse que aquello valioso que olvidamos es lo que nunca observamos ni entendimos del todo". J. Salas Subirat (‘EL SECRETO DE LA CONCENTRACION’).

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