16 de diciembre de 2009

No tema al fracaso


Veamos un caso ocurrido a Tom Watson, el fundador de la IBM: un prometedor y joven ejecutivo de la IBM se vio envuelto en una arries­gada operación y perdió 10 millones de dólares en el asunto. Fue un desastre. Cuando Watson llamó al nervioso ejecutivo a su oficina, el joven soltó: "Supongo que quiere mi renuncia..." Watson contestó: "¿Está loco?, ¡acabamos de gastar 10 millones en educarlo!”

Si nunca se comete un error, quiere decir que no se ha trabajado con suficiente intensidad. Para el líder de éxito, el fracaso es un comien­zo, es un trampolín de esperanza; el éxito es como aprender a esquiar: si no se cae, no se aprende.

Uno de los equilibristas más famosos por caminar en la cuerda floja fue posiblemente Karl Wallenda, quien decía: "Vivir es existir en la cuerda floja; todo lo demás es espera", lo cual nos habla de la pasión por el reto, que exige del ser humano su mayor talento.

Un error es sólo otra manera de hacer las cosas; la preocupación pone obstáculos a la lucidez del pensamiento, y cuando se inicia algo con la expectativa del fracaso, es casi seguro que esto suceda.

Cuando cayó Karl Wallenda de la cuerda floja y falleció como consecuencia, su esposa comentó que por primera vez Karl se había preocupado por no caerse, en lugar de caminar sobre la cuerda floja; desde ese momento estaba virtualmente destinado a fracasar.

El líder de éxito debe poseer una poderosa filosofía que le permita asimilar los fracasos aprendiendo de ellos, y mantener una actitud mental positiva que le permita intentarlo una y otra vez, sin parar hasta alcanzar el éxito. Solamente los obsesionados por el éxito lo logran; los eternos optimistas son los que han hecho posible las innovaciones de las que actualmente gozamos.

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