Un hombre susurró: "Dios, habla conmigo!".
Y un ruiseñor comenzó a cantar.
Pero el hombre no oyó.
Entonces el hombre repitió: "Dios, habla conmigo!".
Y el eco de un trueno se oyó.
Más el hombre fue incapaz de oír.
El hombre miró enrededor y dijo: "Dios, déjame verte"
Y una estrella brillo en el cielo.
Pero el hombre no la vio.
El hombre comenzó a gritar: "Dios, muéstrame un milagro!"
Y un niño nació.
Mas el hombre no sintió el latir de la vida.
Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse:
"Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo..."
Y una mariposa se posó suavemente en su hombro.
El hombre espantó la mariposa con la mano y, desilusionado, continuó su camino, triste, solo y con miedo.
- ¿Hasta cuando tenemos que sufrir para comprender que Dios (o como quieras llamarlo)
(Canto Indigena - Traducida y adaptada del Libro By San Etio)
(Gracias, Jorge I. -Argentina-)
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está siempre donde está la vida?
¿Hasta cuando mantendremos nuestros ojos y nuestros corazones cerrados para los milagros de la vida que se presentan diariamente en todo momento?
Espero que te sirva para abrir el corazón a la belleza, que en la vida existe, y por determinadas situaciones, no las vemos o las dejamos pasar.
(Canto Indigena - Traducida y adaptada del Libro By San Etio)
(Gracias, Jorge I. -Argentina-)
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