Tener conciencia sobre las emociones que nos embriagan, es un paso importante en el autoconocimiento. Muchas veces pasamos por estados altamente emotivos, sin poder reconocer cuál es la emoción que está operando. Imaginemos que estamos con ira, y asociemos este estado a un elefante. La mayoría de las personas, toman conciencia de su estado de ira, posteriormente, cuando se calman. Es decir cuando el elefante se fue.
Pocas personas reconocen que están con rabia, en el momento de estarlo. El elefante está dentro de nosotros. La propuesta del reconocimiento de las emociones, es darnos cuenta cuando comienza a asomar la ira. El elefante muestra su trompa. En ese momento, podemos decidir, si es operativo para nosotros, dejarla venir o no. No siempre la ira es mala. Muchas veces es necesaria para poder operar en situaciones de real peligro.
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