20 de diciembre de 2010

El rey de un país de ciegos


El rey de un país de ciegos oyó hablar de un animal fabuloso que se llamaba elefante. Deseoso de saber como era, envió a los cuatro ciegos más sabios del reino al lugar en el que vivía el elefante para que lo estudiaran y se lo describieran con exactitud a su vuelta.

Los cuatro ciegos se dirigieron al encuentro del animal, y cuando estuvieron en su presencia, empezaron a palparlo con precaución.

Uno de los ciegos agarró la trompa y la repasó con sus manos de arriba a abajo.

Otro cogió una oreja y la reconoció con mucho cuidado.

El tercero se topó con una pata ya ella dedicó toda su atención.

El cuarto por fin, consiguió posar sus manos en el cuerpo del elefante y lo auscultó y repasó a conciencia.

Cuando volvieron al país de los ciegos, se presentaron ante el rey, el cual estaba ansioso de sus noticias.

A ver, contad me: ¿cómo es el elefante? El primer ciego se adelantó y dijo:

¡Oh, rey! Has de saber que el elefante es un ser mitad serpiente y mitad liana; pues, si bien tiene la movilidad de aquella, carece de la facultad de arrastrar- se por la tierra, ya que está sujeto a una roca por uno de sus extremos, ya partir de este, puede subir, bajar, girar como una liana que pende de un árbol...

¡Pero qué dices!, se adelantó el segundo ciego. El elefante no se parece en nada a eso que estás describiendo. Señor: el elefante es una lámina delgada y ancha, surcada de venas y rugosidades que brota de una pared a la que está sujeta.

¡Vamos, vamos! ¿Pero qué palabras son esas? interrumpió el tercer ciego.; Majestad, ese animal que quieres conocer, el elefante, es en realidad un árbol!. Sí, un árbol, pero con la peculiaridad de que su savia es caliente, y que cuando se lo toca, late y se estremece. ..

El cuarto ciego se adelantó y haciendo un gesto impaciente, dijo:

Majestad: mis tres compañeros han debido tocar por error alguna otra cosa. Yo te puedo asegurar que el ser que estaba bajo mis manos era el elefante y te puedo decir sin ninguna duda que es semejante a una colina pelada, solo con algunas briznas de hierba rala y seca; pero se movía y emitía calor, y de su interior surgía un ruido acompasado como el batir de un tambor. ..

Los otro tres ciegos prorrumpieron en indignadas protestas, y aseguraban y juraban cada uno por su parte que el elefante era tal y como ellos lo habían tocado.

El pueblo tomó partido según sus simpatías, y aún hoy no se han puesto de acuerdo.

1 comentario:

  1. Anónimo12:58 a. m.

    si los cuatro se hubiesen puesto de acuerdo o fueran trabajado en equipo le habrian dado al rey la mejor de las descripciones para conocer tan marvillosa creacion de Dios. la moraleja seria a nivel personal que cada uno trabajo por su cuenta y ninguno pudo describir como era el animal.

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