7 de marzo de 2011

LA RIFA


Un muchacho de la ciudad, Javier, se fue al campo y le compró un burro a un viejo campesino por 50 mil pesos. El anciano acordó entregarle el animal al día siguiente. Pero al día siguiente el campesino le dijo: "Lo siento, hijo, pero tengo malas noticias: el burro murió."

"Bueno," -dijo Javier- "entonces devuélvame mi dinero."

El vendedor replicó entonces: "No puedo. Ya me lo gasté."

Javier dijo "Bien. Igual entrégueme el burro."

"¿Y para qué?", consultó el anciano. "¿Qué vas a hacer con él?"

"Lo voy a rifar", contestó el muchacho.

"Estás loco. ¿Cómo vas a rifar un burro muerto?"

"Es que no le voy a decir a nadie que está muerto, por supuesto."

Un mes después de este suceso, el campesino encontró nuevamente a Javier, y le preguntó:

"¿Qué pasó con el burro?"

Javier respondió: "Lo rifé. Vendí 100 rifas a dos mil pesos cada una y gané 200 mil pesos."

"¿Nadie se quejó?", consultó el viejo.

"Solamente el ganador," le dijo Javier, "pero a él le devolví sus 2 mil pesos".

Javier creció, y cuando fue mayor pasó a ocupar la dirección de una compañía llamada Enron.

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