8 de febrero de 2011

Dale sentido a tu miedo.

Cuentan que Napoleón amaba mucho a su tropa, y que era un experto en como la manejaba, por eso su ejército lo seguía y confiaba en el plenamente.

En aquel entonces no se hablaba de las relaciones humanas pero las practicaban con gran éxito.

En cierta ocasión, antes de partir a una misión muy peligrosa donde el gran corso sabía que sus hombres iban a perecer ordenó que formaran a su tropa para alentarla e inspeccionarla personalmente.

Imponente, montado en su caballo blanco, Bonaparte empezó su revista.

Queriendo hacerlo en forma muy personal, desmontó y a pie, fue saludándolos uno por uno, deteniéndose aquí y allá.

Monsieur Bouver, que bueno que cuente con usted.

Le contestó el otro;

Gracias mi General siempre a sus ordenes.

Jean Clair, con su experiencia vamos a triunfar.

Así lo espero Señor.

Llegó al fin ante un muchacho, joven teniente que al verlo, pálido y tembloroso lo saludó.

-¿Está listo? Le preguntó, clavando en él su mirada de águila.

- El joven con voz entrecortada respondió:

- Sí mi General.

El emperador lo miró profundamente y le dijo;

Pero estas temblando, ¿tienes miedo?

Sí mi general, pero estoy en mi puesto y esto es lo que importa.

Nosotros como este joven muchas veces tenemos miedo:

De no saber tomar decisiones.

De no saber que hacer en determinadas situaciones.

A nosotros mismos.

A tantas cosas.

¡SIN EMBARGO ESTO NO DEBE AFLIGIRNOS!

No podemos fallar, tenemos un general mucho más grande que Napoleón y a él nos debemos encomendar, ponernos en sus manos sin perder la fe, no importa que estemos asustados, angustiados y con miedo. Lo importante es estar en nuestro puesto, listo para dar la batalla, firmes y a sus ordenes, SEÑOR.

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